sábado, 15 de septiembre de 2007

Historia y Estudio de las Religiones


Historia de las Religiones

GDAL

Introducción

Las múltiples facetas del fenómeno religioso y la inmensa variedad de creencias religiosas que existen y han existido en el mundo y desde el principio del hombre son tantas que es casi imposible enumerarlas todas. Agregado a esta dificultad, el hecho de que una misma religión presenta muchos y muy variados aspectos y denominaciones hace el campo de estudio religioso todavía más complicado. Por lo mismo, el estudio de las religiones como ciencia independiente es relativamente joven y para su fortuna implica múltiples disciplinas que le dan sustento y validez (entre ellas: antropología, psicología, historia, teología, filosofía, sociología, etc.). Desgraciadamente, esa misma diversidad de conocimientos y aportaciones de diferentes áreas, abordan los mismos hechos religiosos a veces de una manera muy diversa y hasta contrapuesta, no pudiendo a veces llegar a un acuerdo.


Los albores de una nueva ciencia

Lo que hoy conocemos como ciencias de la religión se desarrolló a la par con las ciencias sociales durante el siglo XIX. Las primeras cátedras universitarias de historia de las religiones tuvieron origen en la Universidad de Leiden, Holanda, en 1876. Cuyo objetivo era la innovada idea de separar el estudio científico de las religiones de las manos de la teología, en cuyo marco se abordaba la materia religiosa hasta entonces. A partir de entonces muchas otras escuelas y casas de estudio de muchos países se sumaron a ésta tendencia, entre los cuales podemos mencionar escuelas de Dinamarca, Reino Unido, Holanda, Italia, etc. Hacia fines del siglo XIX la disciplina se difundió notablemente, y prueba de ello son los dos primeros congresos internacionales de la religión que tuvieron lugar en Estocolmo (1897) y París (1900).

De la reunión parisina surgió la primera división entre corrientes: la vertiente alemana y escandinava, que privilegiaban la perspectiva fenomenológica y hacían hincapié en la comparación; y la vertiente francesa y anglosajona, que buscaban la participación de diversas ciencias sociales (arqueología, filología, historia, sociología, psicología y antropología, etc.) para colaborar en el estudio de los hechos religiosos. Naciendo así, disciplinas respectivamente específicas como una sociología, una antropología y una psicología de las religiones. La sociología de las religiones estudió en un principio la interrelación de religión y sociedad y las formas de interacción que tienen lugar entre ellas. La antropología de las religiones estudiaba los fenómenos religiosos no como tales, sino como fenómenos socioculturales y específicos de cada grupo según su hábitat, historia, etc. Finalmente, la psicología de las religiones estudiaba las reacciones y respuestas de la psique ante lo sagrado / profano y el impacto de la vida religiosa en la vida religiosa en los creyentes.


El rechazo del status quo

Por cuestiones de la época, el mundo católico vio con desconfianza la aparición de esta nueva disciplina nacida en un ambiente de racionalismo, positivismo, evolucionismo (y ateísmo, claro). La pretensión de explicar la esencia de la religión y los hechos religiosos valiéndose de la ciencia era algo pretenciosamente herético en aquellos tiempos. Hasta entonces, la mayoría de los trabajos e investigaciones que encaraban los historiadores de las religiones eran rechazados tajantemente por los católicos, que veían en ellos el riesgo de una progresiva laicización de los estudios religiosos, estudios que hasta el momento habían estado monopolizados por los católicos y que percibían ésta repentina apertura como un ataque a sus creencias.


Un presente un tanto incierto pero esperanzador

Todavía entrada la década de 1950, la historia de las religiones seguía sin un rumbo claramente definido. El sabio rumano Mircea Eliade, principal exponente de esta disciplina en el siglo pasado, nos expone el problema principal de la historia de las religiones: “No se trata de que el historiador de las religiones sustituya al americanista, al sinólogo, al africanista, y que posea sus filologías para estudiar y comprender las religiones china, azteca, bantú; le basta registrar los resultados de todas las investigaciones realizadas por los especialistas, ordenarlos y valorarlos en una perspectiva que sólo a él le incumbe: la de la historia general de las religiones. Desgraciadamente es un programa que rara vez se cumple y en cambio de pensar los problemas tal como se desprenden de todas estas investigaciones particulares, el historiador de las religiones adopta las mas de las veces una de las hipótesis de moda, y orienta sus propios estudios con relación a ella (p. ej. el mana, evolucionismo de magia–religión–ciencia de Frazer, etc.). Resulta significativo que las hipótesis más espectaculares propuestas desde hace cincuenta años para explicar la esencia el “origen” de la religión sean obra de hombres de ciencia sin duda eminentes, pero adscritos a otras disciplinas antes que a la historia de las religiones”.

Hasta la fecha, la historia de las religiones todavía sigue tomado prestado las formas de trabajo de muchas diferentes ciencias y está en espera de poder concretizar su propia metodología, sin embargo, cada vez se desarrolla como una ciencia más madura, con objetivos más claros y específicos y con importantes aportaciones al mundo científico. Aunque ahora es más conocida (pero no lo suficiente todavía), esperamos y trabajamos constantemente para que esta “nueva” ciencia vaya adquiriendo más y más importancia con el tiempo y que sus aportaciones sean cada vez de mayor importancia.


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Bibliografía

- Graneris, José. "Las Religiones al Desnudo". Editorial Reditar Libros, S. L. España, 2006.


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